Carlisle llevo a Ian dentro de una habitación, nos aviso que tardarían poco debido a que no era nada de gravedad, ni algo que no fuera común, una nariz rota se veía a menudo.
Cuando se fueron Edward y yo nos quedamos cerca de la puerta por donde habían entrado, él se apoyo contra la pared y miro con curiosidad como me movía de un lado para otro sin saber que podría hacer, además de sentir como la tensión del día y el no haberme alimentado aún, me estaban pasando factura, me sentía extremadamente cansada y débil, si de mi se tratara, es decir, si mi nariz fuera la fracturada, ni me hubiera molestado en venir al hospital, directamente iría a mi casa y me relajaría por el resto del día, pero claro, Ian de seguro que lo primero que haría cuando se liberara del hospital seria, molestar a su única hermana, claro si es que no tiene a ninguna de sus novias cerca.
-¿Sabes? Creo que Ian ya se olvido de ti- le dije a Edward mientras paraba de caminar y me quedaba cerca de él.
-No lo creas-
-¿Por qué lo dices?- dije y luego me di cuenta, cierto el lee mentes ¿Por qué a veces se me olvidaba?
-Digamos que por ahora, solo esta agradecido, pero eso no quiere decir que me acepte, en el momento en que haga algo mal, es decir, tendrá los ojos bien abiertos esperando a que cometa un error, al igual que todos, creo que en su ignorancia también sabe lo peligroso que soy para ti…
-Edward para, no quiero oírlo más, yo no espero que nada salga mal, yo confío en ti- le dije cansada de que todas nuestra conversaciones llegaran al punto de que no deberíamos estar juntos, ¿Acaso era tan malo? ¿Acaso Edward me había traído algún mal? No, es mas, había salvado mi vida varias veces, además de traerle una felicidad que jamás en mi vida conocí y al haberla conocido, si la llegaba a perder, todo lo demás seria absurdo, ¿Cuándo conoces este tipo de amor, como puedes querer otro después?
-Sabes que no deberías hacerlo y a pesar de eso, me alegro de que lo hagas, soy un ser muy egoísta Bella- dijo clavando sus ojos de topacio en mi rostro y rodeando mi cintura con uno de sus brazos, me beso suavemente mientras yo intentaba contener mis casi irrefrenables deseos de besarlo salvajemente, pero ya habíamos tenido demasiado drama por hoy, no quería agregar ningún otro accidente.
Nos separamos bastante rápido y note que una enfermera se había quedado mirándonos, mis mejillas enrojecieron, como era de esperarse y cuando la señora se fue Edward dejo soltar una carcajada.
-A veces pienso que disfrutas hacerme sonrojar- murmure.
-Claro que lo disfruto, disfruto todo de ti Bella- dijo tomando mi rostro entre sus manos- Te lo dije, no te ves a ti misma con ninguna claridad. No te pareces a nadie que haya conocido. Me fascinas cuando te sonrojas, cuando sonries, cuando te enojas, cuando tropiezas, cuando me sorprendes con lo que piensas, amo tus impulsos, tus instintos, tus intentos de mentir, tus deseos, todo, amo lo que eres y si por eso disfruto que te sonrojes, porque es una de las cosas que te hacen perfecta...
Y lo consiguio, mis mejillas se encendieron notablemente, poso unn beso fugaz en mis labios sonriendo con suficiencia.
Minutos después salio Carlisle y se despidió deprisa por que tenia un paciente al que ver.
Edward y yo nos asomamos para ver a Ian sentado en una camilla mientras una enfermera le vendaba la nariz que ahora no se veía tan mal, solo bastante enrojecida y algo hinchada.
-No se ve bien ¿no?- pregunto divertido.
-Mejor que hace un rato, pero aun te pueden contratar como Rodolfo- comente.
-Hablas del reno ¿Verdad?- pregunto y yo asentí- sabes que lo vengo pensando desde hace un rato, ¿Crees que me podría ganar dinero con eso? – dijo y espere a ver que se reía por su broma, pero ¡Lo decía de verdad! Esta bien, tenia que asegurarme que no era adoptado, o que yo no lo era ¿Cómo podíamos ser tan distintos? Sobre lo que yo bromeaba a el le parecía un asunto serio.
-Ian ¿Lo dices de verdad?- pregunte para asegurarme.
-Si, piénsalo, me visto como reno y ¡no tengo que gastarme en comprar la nariz!-dijo como si fuera una idea brillante y yo no pude evitar reírme con ganas, ¡como Edward podía mantener la compostura en estos momentos!
-Eres ridículo, primero ¡Falta demasiado tiempo para navidad! ¿Crees que eso- señale su nariz donde aun la enfermera estaba vendando- te durara para siempre?
-No soy tan tonto Bella, solo bromeaba- dijo pero yo no estaba tan segura de que fuera así.
-¿Ya quieren que llegue la navidad?- pregunto Alice entrando con Jasper tomados de la mano, se habían reconciliado bastante bien- Yo también, estoy emocionada por comprar los regalos, ya tengo los perfectos para ustedes dos- dijo sin esperar que le contestáramos y creo que ambos la miramos con los ojos bien abiertos, Alice en verdad era adicta a las compras como me advirtió Edward ¿Verdad?
-Alice- murmure- yo no quiero regalos.
-No digas tonterías Bella, claro que tendrás regalos, ya te considero mi amiga, Además ¡se que te gustara!- dijo con un guiño dándome a entender que en realidad lo sabia, había visto que me gustaba, lastima para mi que no tenia el don de Alice, con lo que odiaba las sorpresas, ese don para mi seria perfecto.
-¿Te encuentras bien Ian?- pregunto Jasper a mi hermano y yo me quede atónita al ver su tranquila expresión de siempre.
-Si, Carlisle dice que en un día o dos mi nariz recobrara su tamaño original- contesto Ian un tanto sorprendido, pero casi sin demostrarlo.
-¿Seguro? ¿No necesitaras algún examen de sangre?- dijo con una sonrisa que mostraba todos sus dientes, me estremecí, Alice le dio un codazo a Jasper y Edward intentaba contener la risa.
-¿Y porque necesitaría eso?- pregunto Ian confundido.
Edward y yo, sin poder evitarlo, lanzamos carcajadas al ver al confundido Ian, mientras Alice sonreía y Jasper hacia lo mismo dejándome ver que solo bromeaba.
-Listo, puedes irte- dijo la enfermera que evitaba prestarnos atención desde el momento en el que habíamos entrado, y ahora limpiaba unas cosas que había sobre la camilla de donde Ian se levanto de un salto, vi como recogía unas gasas, unas manchas rojas llamaron a mis ojos, algunas de las gasas estaban manchadas con la sangre de mi hermano y… ¿Por qué el piso empezaba a moverse? Intente mantenerme estable en medio del movimiento, pero fue inútil, la oscuridad fundió todo y caí estrepitosamente.
-¿Bella?- me llamo un ángel de voz aterciopelada.
- Creo que esta despertando- dijo mi hermano en la lejanía.
¿Qué hacia mi hermano allí?
Mi mente proceso los últimos acontecimientos sin entender que había pasado, me pesaban los parpados y me costaba abrirlos, pero aun así, sin abrir los ojos, sabia que Edward estaba a mi lado, sentía su frío contacto y su gélido aliento en mi nuca y de seguro también mi hermano estaba cerca.
Abrí los ojos con esfuerzo, estaba sentada en la sala de espera con mi cabeza apoyada en el pecho de Edward, a mi otro lado estaba sentado Ian.
-¿Te sientes bien hermanita?-me pregunto cuando vio mis ojos abiertos.
-No lo se, me siento terriblemente cansada- murmure sin saber si llegaría a escucharme o no.
-Claro, no lo puedo creer, ami es al que rompen la nariz y tú te desmayas al ver sangre.
Con que eso era lo que había pasado, realmente absurdo.
-¿Y que hacemos aquí?- pregunte en un susurro.
-Esperábamos a que despiertes, te debes sentir cansada por el medicamento que te dieron mientras dormías, uno de los efectos es como sedante eso creo- me contó Edward, intente protestar por ello pero siguió-, Y ahora debemos esperar a Alice y a Jasper… así que sigue descansando, duerme un poco mas, mi Bella- susurro lo ultimo tan bajo que creo que Ian no logro oírlo.
No quería hacerlo, pero mis parpados se cerraban involuntariamente, casi me era imposible mantenerlos abiertos.
-Oh, me olvide de agradecerte por sacar a mi hermanita cuando se golpeo, con como estaba mi nariz no podía hacerme cargo yo, así que gracias Edwin- dijo Ian, después de todo Edward tenia razón con lo de que Ian estaba agradecido con él, ¿creería mi hermano que con un simple “gracias Edwin” iba a poder olvidar las cosas y volver a odiarlo? Esperaba que no.
-Puedo cuidarme yo sola- balbucee- y es Edward- le corregí por enésima vez mientras estaba al borde de la inconciencia.
-Como sea- me susurro esa voz de terciopelo de Edward a mi oído.
Levante la vista con la poca conciencia que me quedaba y enarquee una ceja a su rostro sonriente.
-Te traduje lo que pensó- me susurro nuevamente al oído dedicándome esa sonrisa torcida que tanto amaba y que formaba parte de su rostro la mayor parte del tiempo desde que nos conocimos.
Bufe, ¿Ahora Edward me traducía la mente de Ian? ¿Qué le pasaba al mundo?
En verdad las cosas se habían revolucionado, era como si no fuera suficiente con conocer y enamorarme de un vampiro, además de conocer también a su familia de vampiros y saber que el mundo es más extraño de lo que me imaginaba, no, además de eso había drama tras drama, ¡como si lo demás no fuera suficiente!
Mi mente ya empezaba a perder lucidez cuando me rendí y deje de luchar contra el cansancio.
Aun seguía incrédula, me acomode en el pecho de Edward y luego de ver una mueca molesta de Ian, cerré mis pesados parpados y me deje llevar por los efectos del medicamento.
11 de marzo de 2010
Absurda vulnerabilidad
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